martes, 30 de septiembre de 2014

OTOÑO

  Aún quedan recuerdos del verano en los pies de mucha gente. Los miro de reojo en el metro, casi con vergüenza. A mí siempre me han dado vergüenza los pies. En la playa los enterraba y sólo se ponían morenos a partir del empeine.
  Aún quedaban pulseras en los tobillos, en muchos de los que entraban en el vagón. Y sandalias; ahora bailando en los pies por el efecto de la bajada de las temperaturas. Y dedos asomando coloridos... Naranjas, verdes, amarillos: Los tonos flúor de la caducada estación.
  Somos aquellos que todavía nos resistimos a sacar las botas los que debajo de un jersey llevamos oculta una camiseta sin mangas; que a mediodía siempre hace calor. Llega el otoño, sí, pero me resisto a abrir el armario por la puerta de la derecha. Ya habrá días. Muchos días...
 Mañana voy a ponerme unas sandalias con calcetines.
P.D. Acabo de terminar el último libro de Millás. Quizá eso explique algunas de las cosas que escribo hoy.

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